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martes, 20 de noviembre de 2012

MERCEDES NASARRE artículo noviembre: Interioridad.



INTERIORIDAD

            Vivimos en una cultura abocada a la acción y a la producción, lo que nos ha conducido a fijar la atención en el exterior.

            Así que cuando hablamos de la vida interior, ¿qué queremos decir?

            Para muchas personas, la vida interior consiste en lograr cierta tranquilidad interna, aislarse de los problemas de su vida… o sea, para muchos, la vida interior es como una técnica para conseguir un mayor equilibrio de su personalidad. Nada más.

            Para otros, vida interior significa algo de índole religioso. Armonizarse con esa fuerza superior (Dios, la Energía, el Uno…). Dirigirse a eso superior.

            Para otras personas, la interioridad aún tiene otro sentido: se trata de ver lo que ocurre dentro, desenmarañar todos los nudos, condicionamientos, ideas, costumbres, historias… y llegar a la identidad última, al fondo del ser. Más allá de todas los programas mentales.

            Se descubren cosas muy interesantes cuando se realiza un trabajo interior, pero lo fundamental es que todo lo que nos ocurre, todas las circunstancias y confusiones de nuestra vida no son más que fruto de la confusión o contradicción que hay en nuestro propio interior. La vertiente interior, o subjetiva, y la vertiente exterior, u objetiva, son dos aspectos de la misma cosa. Así que en la medida que en nuestro interior haya un foco luminoso, positivo, todo nuestro alrededor se irá convirtiendo en algo positivo, en algo amoroso.

            Y, ¿qué necesitamos para eso? Sólo Humildad y Silencio.

            Exterioridad e interioridad son los dos planos de la condición humana, pues el ser humano es capaz del doble movimiento, hacia los adentros y hacia el afuera.

            La cultura actual entraña una gran dificultad para vivir desde dentro, en reposo profundo.

            Hay muchas posibilidades de moverse, estímulos de todo tipo en una sociedad plural. Nuevas técnicas y  cantidades ingentes de información… pero al mismo tiempo, cada vez hay más personas llenas de estrés, dispersas; personas  nerviosas que viven fuera de sí, o personas evadidas y superficiales. O personas insatisfechas y vacías con la boca siempre abierta para tragar o consumir cualquier cosa. Por no hablar de la depresión, el mal de este siglo…Ruido y prisa, ese es el escenario habitual.

            Es necesario vivir desde el fondo de nosotros, desde el silencio. Cada uno, según su modo de ser y las circunstancias de su vida, debe encontrar la soledad que necesita para tocar esa dimensión, ese fondo del alma, que es el fondo de todos nosotros. El fondo de todas las cosas.

            Y ¿cómo hacer silencio dentro de nosotros?
Porque en el exterior no es muy difícil pero dentro… encontramos una mente en conversación constante, que va de un pensamiento o emoción al siguiente, que no para de moverse. Buscamos la paz, pero sin darnos cuenta, entramos en un círculo interminable de deseos, follones…etc. que nos alejan cada vez más de nuestro ansiado sosiego.

            Os invito ahora a llevar a cabo un pequeño ejercicio de centramiento:
            Cierra los ojos y presta atención a tu cuerpo. Acomódalo para poder permanecer quieto durante un rato. Siente, no imagines, siente tu cuerpo. Siente su peso…siente como ese peso descansa en el respaldo y el asiento que lo sostiene. Siente la columna y las caderas. Siente las piernas, los pies. Siente el peso de tu cabeza…desplázala lentamente hacia delante, hacia un lado, hacia el otro, y haz todos los ajustes que quieras hasta que su peso repose naturalmente.
            Siente la musculatura del rostro…y aflójala…siente la musculatura del cuello y de la nuca y aflójalas…siente ahora el pecho y ablanda toda esa coraza. Descuelga el peso de los hombros. Déjate estar y permanecer quieto…
            Presta ahora atención a la respiración…observa su vaivén, que funciona por sí solo. Con cada espiración deja que salga toda la tensión y contrae tu vientre para que salga toda. Luego deja que la inspiración sea libre, amplía desde abajo, desde más abajo del ombligo, en lo profundo. Que se expanda todo, el vientre, el pecho, los costados, las clavículas…Siente esta marea, este movimiento de la vida, siente que no es preciso hacer nada para ser, siente la simple sensación de ser…

            Toda la atención mental en esta sensación de la respiración. Cabeza, corazón y cuerpo unidos. El ser respirando…quieto, sosegado…y silencioso…en este inmenso espacio en el que todo emerge…las sensaciones corporales, las emociones, los pensamientos… déjalos pasar…y sin reaccionar a ellos, acaban desapareciendo…como las nubes que pasan por el cielo.

            Aquí estás…sin hacer nada…sin esfuerzo, nada que ser…silenciosamente presente…Aquí y ahora…en la Presencia que todo lo impregna…Ya estás en tu sitio…El Silencio hecho Presencia. El Silencio, de donde surge todo (o acaso existiría la música sin el silencio? )

            Tan fácil como que todos los días dedicáramos quince minutos a sentir el Silencio. Tan fácil como prestar atención profunda a todo lo que nos pasa dentro. Sin juicios, con amor y con infinita paciencia. Tan fácil como respirar.

                                                          

                                                           Dra. Mercedes Nasarre Ramón

                                                           Psiquiatra y Terapeuta
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Mercedes Nasarre Ramón
Editorial Pirineo

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