HUESCA YA ES PEATONAL II
www.editorialpirineo.com
¿Y si…?
Colonia Vescan (antigua ciudad de Huesca), 2548.
Apunte de memoria. Llevaba mucho tiempo obsesionado con el asunto y al fin he conseguido mi objetivo. Recuerdo vívidamente la primera vez que me topé, por casualidad, con la pregunta que me ha estado desvelando durante todo este tiempo: ¿qué sucedió en aquellos terribles días?
En esta época no se emplea el término mascota más que para referirnos al pasado. Hace ya siglos que los humanos rechazamos su compañía. Sin embargo, es uno de los misterios de nuestra historia postcontemporánea. Nadie sabe qué sucedió, cómo sucedió; y lo más intrigante de todo es que nadie quiere saberlo.
Durante los últimos diecisiete años de mi vida he estado inmerso en una investigación que me ha llevado a bucear en lo más hondo de los hechos de aquellos días; he podido encontrar,
aunque no siempre, fuentes contradictorias. Los historiadores de la época tampoco eran capaces de ponerse de acuerdo y muchas partes de la historia están en blanco, por falta de pruebas al respecto. No obstante, y a pesar de los espacios en blanco, este es el retrato más plausible de lo que sucedió aquel terrible año de 2016 en la antigua ciudad de Huesca.
Los animales de compañía siempre han estado al lado del ser humano. También llamadas mascotas, los más comunes eran perros y gatos, todos ellos hoy en día extintos, solo conservamos dibujos y fotografías antiguas, ni siquiera llegaron a plasmarse en los hologramas más básicos. A las personas les gustaba caminar al aire libre junto a sus animales. Se sentían cercanos a ellos e incluso decían sentir cierto grado de conexión emocional, cosa que hoy sabemos no es científicamente posible,
No obstante, a los seres humanos también nos ha gustado siempre el progreso y la modernidad, incluso por encima de la belleza. Aquel siglo XXI comenzó siendo en Huesca, el siglo de la modernidad. Sus múltiples gobernantes locales comenzaron una serie de reformas en la ciudad destinadas a transformarla en un lugar cosmopolita. A pesar de las críticas del ciudadano medio, las obras continuaron de una manera imparable. Cada vez había más asfalto y menos parques. Los parques, al tratarse de espacios naturales, eran los lugares idóneos para compartir con sus mascotas, cuyo número no disminuyó. Como consecuencia lógica, los animales y sus dueños comenzaron a tomar las zonas asfaltadas de la ciudad.
Las críticas, de nuevo, no se hicieron esperar y multitud de ciudadanos manifestaron sus quejas ante la suciedad que
dichos animales provocaban. Los gobernantes locales eran conscientes de que no podían prohibir a las personas, pasear libremente con sus animales, así que incrementaron las multas por excretar en la vía pública. La indignación se hizo patente entre los dueños de las mascotas, quienes sintieron aquella medida como una grave afrenta.
Por ambos lados hubo manifestaciones; por un lado los ciudadanos con animales, quienes consideraban que sus derechos estaban siendo vulnerados. Por el otro lado, los ciudadanos sin animales, quienes reclamaban una ciudad más limpia y silenciosa. En medio de los dos bandos, el gobierno local, que no podía ni debía posicionarse en ninguno de los dos bandos.
Las manifestaciones eran cada vez más frecuentes y cada vez atraían a más personas. La violencia comenzó a germinar en ambos sectores y de manifestaciones pacíficas, se pasó rápidamente a acciones violentas contra el grupo contrario. Ya no había marcha atrás. La ciudad estaba dividida en dos violentos e irreconciliables bandos. La escalada de violencia terminó en una guerra civil que se extendió como una pandemia primero por la península, y después por todo el globo.
Lo que comenzó siendo una mierda de perro, se convirtió en una guerra mundial sin precedentes.
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¿Y si…?
Colonia Vescan (antigua ciudad de Huesca), 2548.
Apunte de memoria. Llevaba mucho tiempo obsesionado con el asunto y al fin he conseguido mi objetivo. Recuerdo vívidamente la primera vez que me topé, por casualidad, con la pregunta que me ha estado desvelando durante todo este tiempo: ¿qué sucedió en aquellos terribles días?
En esta época no se emplea el término mascota más que para referirnos al pasado. Hace ya siglos que los humanos rechazamos su compañía. Sin embargo, es uno de los misterios de nuestra historia postcontemporánea. Nadie sabe qué sucedió, cómo sucedió; y lo más intrigante de todo es que nadie quiere saberlo.
Durante los últimos diecisiete años de mi vida he estado inmerso en una investigación que me ha llevado a bucear en lo más hondo de los hechos de aquellos días; he podido encontrar,
aunque no siempre, fuentes contradictorias. Los historiadores de la época tampoco eran capaces de ponerse de acuerdo y muchas partes de la historia están en blanco, por falta de pruebas al respecto. No obstante, y a pesar de los espacios en blanco, este es el retrato más plausible de lo que sucedió aquel terrible año de 2016 en la antigua ciudad de Huesca.
Los animales de compañía siempre han estado al lado del ser humano. También llamadas mascotas, los más comunes eran perros y gatos, todos ellos hoy en día extintos, solo conservamos dibujos y fotografías antiguas, ni siquiera llegaron a plasmarse en los hologramas más básicos. A las personas les gustaba caminar al aire libre junto a sus animales. Se sentían cercanos a ellos e incluso decían sentir cierto grado de conexión emocional, cosa que hoy sabemos no es científicamente posible,
No obstante, a los seres humanos también nos ha gustado siempre el progreso y la modernidad, incluso por encima de la belleza. Aquel siglo XXI comenzó siendo en Huesca, el siglo de la modernidad. Sus múltiples gobernantes locales comenzaron una serie de reformas en la ciudad destinadas a transformarla en un lugar cosmopolita. A pesar de las críticas del ciudadano medio, las obras continuaron de una manera imparable. Cada vez había más asfalto y menos parques. Los parques, al tratarse de espacios naturales, eran los lugares idóneos para compartir con sus mascotas, cuyo número no disminuyó. Como consecuencia lógica, los animales y sus dueños comenzaron a tomar las zonas asfaltadas de la ciudad.
Las críticas, de nuevo, no se hicieron esperar y multitud de ciudadanos manifestaron sus quejas ante la suciedad que
dichos animales provocaban. Los gobernantes locales eran conscientes de que no podían prohibir a las personas, pasear libremente con sus animales, así que incrementaron las multas por excretar en la vía pública. La indignación se hizo patente entre los dueños de las mascotas, quienes sintieron aquella medida como una grave afrenta.
Por ambos lados hubo manifestaciones; por un lado los ciudadanos con animales, quienes consideraban que sus derechos estaban siendo vulnerados. Por el otro lado, los ciudadanos sin animales, quienes reclamaban una ciudad más limpia y silenciosa. En medio de los dos bandos, el gobierno local, que no podía ni debía posicionarse en ninguno de los dos bandos.
Las manifestaciones eran cada vez más frecuentes y cada vez atraían a más personas. La violencia comenzó a germinar en ambos sectores y de manifestaciones pacíficas, se pasó rápidamente a acciones violentas contra el grupo contrario. Ya no había marcha atrás. La ciudad estaba dividida en dos violentos e irreconciliables bandos. La escalada de violencia terminó en una guerra civil que se extendió como una pandemia primero por la península, y después por todo el globo.
Lo que comenzó siendo una mierda de perro, se convirtió en una guerra mundial sin precedentes.