En cuanto el sol se transponía por el horizonte y caía la noche, las gentes acudían a las casas y daban continuidad a la vida, sentados en las cadieras, alrededor del hogar... Los abuelos contaban cuentos, historias de tiempos pasados, despertando ilusiones y sueños, espe- cialmente a los niños, cuyos ecos salían por las ventanas, iluminando todo el entorno, en las largas veladas del invierno...
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