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jueves, 3 de enero de 2013

LOS ESCRITORES NO DESEMPEÑAMOS NINGUNA FUNCIÓN

El escritor Vicente Casasús Granada
 
   

   LOS ESCRITORES NO DESEMPEÑAMOS NINGUNA FUNCIÓN

A modo de introducción:

En el barómetro de Metroscopia publicado en el diario El País
del 30 de diciembre, se extiende una lista de instituciones y grupos
sociales españoles en número de treinta y siete que quedan valorados
de mayor aceptación por los encuestados a través de la siguiente
pregunta: <<¿Aprueba o desaprueba usted la forma que desempeñan sus
funciones?>> Los preguntados priorizan a los científicos en primer
lugar, les siguen los médicos, etc. Los últimos y penúltimos son los
políticos y los partidos políticos por este orden. Introduzco esto
para saber de qué va lo que expongo a continuación.

A modo de contestación:

LOS ESCRITORES NO DESEMPEÑAMOS NINGUNA FUNCIÓN

Hay dos grupos significativos que no aparecen en la relación:
los deportistas y los intelectuales y artistas. No figuran en el
listado y, por tanto, tampoco en la opinión de las personas
encuestadas. ¿Es una omisión involuntaria grave de los técnicos
elaboradores del sondeo de Metroscopia? No, en absoluto. Más bien es
el fruto de la nimiedad de los mismos como grupos sociales influyentes
en el acontecer cotidiano. Mejor dicho: no existen como grupo social y
no pasa por la cabeza de nadie señalarlos como tales. Dejando aparte a
los deportistas que son solo bandera de enganche en fiestas benéficas,
además de orgullos patrióticos, espectáculos y devociones varias de
las hazañas que realizan, centrémonos en lo inexistente: en los
intelectuales, escritores, artistas plásticos, etc.
Empecemos. A los que yo llamo intelectuales han desaparecido
salvo -¿cómo se dice?- honrosas excepciones. Andan por partidos y
repartidos por grupos e instituciones indistintas con el que ganarse
el sustento de cada día; hacen de voz de los que tienen voz, hacen de
resonadores de poderes y oposiciones a la par que academizan los más
variados conocimientos en la docencia, hacen lo que les da la gana
además de publicar cada equis tiempo un conjunto de ensayos para unos
centenares de lectores. Es su labor y su vida. De vez en cuando se
despiertan en algún manifiesto, en algún artículo en un diario o
revista que les requiere algún comentario porque son parte de la
plantilla.

Yo opino que:
No se les distingue como grupo social crítico e independiente.
Están fascinados por lo que a veces critican o están combatiendo.
Alguno presume de superioridad, pero es uno más del equipo.
Forman parte del manido sistema y del maridaje de intereses particulares.
Escriben a brochazos para que el color de sus razonamientos se note.
No desempeñan a ojo de la mayoría ninguna función social como escritores.

Terminaré con los escritores de creación literaria, tan
ferozmente individualistas, tan ferozmente atrincherados en nuestro
castillo roquero en el que, en el sentido más exacto, nadie nos puede
ver.

Yo opino que:
Nuestra voz es minucia literaria.
Nuestros relatos, por lo general, son textos bonitos, razonables
y previsibles, ingeniosos, distrayentes y distraídos, y poco más.
Nuestra influencia social, escasa o nula.
Nuestra capacidad de renovar con nuevas técnicas de escritura y
remozados métodos expresivos, que a la larga beneficiaría la
capacidad de comprensión del lector abriéndole nuevos horizontes, se
guardan en el baúl de la incompetencia, la duda o el miedo.

¿Alguien de entre la gente, en el mejor de los casos, comenta o
cita alguna frase o párrafo de un escrito que no sea para decir que
está bien seguido de una vaguedad? ¿Alguien ve en nosotros, les
escritores, capacidad para expresar algo diferente a lo que espera el
público, investigar el fondo de las palabras, darles a estas el realce
movilizador que contienen? Por ejemplo, ¿algo parecido a una emoción
social o política, un fenómeno de compromiso con el lector, el juicio
de un estado de injusticia estéticamente bien expresado?
En definitiva, ¿alguien de entre nosotros desea desempeñar
alguna función social desde una obra literaria? Eso es lo que me
pregunto yo.
La pregunta de Metroscopia era: <<¿Alguien aprueba o desaprueba
la forma que desempeñan sus funciones?>> Quien pregunta eso no sabe
qué pregunta. Quien quisiera responder de entre nosotros no sabría qué
responder?

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