N A V I D A D
La Navidad es una fiesta que se celebra en la cultura
cristiana. Hoy día, en la mayor parte de las familias, está vaciada de
cualquier contenido religioso. A pesar
de todo, no deja de celebrarse en muchas partes del mundo.
Todo hecho religioso tiene tres
lecturas, una lectura histórica, una lectura mitológica y una lectura
psicológica.
La lectura histórica nos habla de
la historicidad de unos sucesos alrededor de los cuales se configura una serie
de creencias y símbolos que tienen un carácter de exceso. Este exceso siempre es signo de algo sagrado,
de algo fundante que sólo puede entenderse desde la profundidad. Por eso su importancia no se halla en la
historia que cuenta, sino que debe hacerse también la lectura mitológica.
Mercedes Nasarre presentando su libro "Yo también estaré contigo cuando llores" en Zaragoza. Le acompañan Plácido Díez y Jesús Marí Alemany. |
En muchas religiones se encuentra
el nacimiento virginal de un dios.
Siddharta, el Buda, nació por el costado derecho de su madre para no
romper su virginidad. Una divinidad había entrado en el cuerpo de ella durante un
sueño y se produjo la concepción.
En el hinduismo, el nacimiento de
Krishna también se produjo de una virgen y entre pastores, incluso con amenazas
de muerte.
En las religiones indígenas y en
casi todo el mediterráneo, los hijos de los dioses nacían siempre de madres
vírgenes.
Los mitos nos hablan del alma
humana. Cuentan siempre el desarrollo de
lo absoluto en el tiempo, como si el mundo fuera solamente una alegoría de algo
que está detrás. Como si lo real fuera
la luz antes de atravesar un prisma de cristal.
Las formas nacen y mueren en esa realidad eterna que permanece.
En Navidad, el sol está en su
punto más bajo. Allí, en esa oscuridad,
nace un niño. La lectura psicológica nos
habla del nacimiento de la Luz en lo oscuro, de cómo Dios, que es Amor, puede
nacer sólo cuando se ha oscurecido nuestro ego, cuando nuestras máscaras han
caído.
¿Estamos preparados para albergar
el Amor? ¿Estamos suficientemente abiertos y limpios? ¿Nos hemos enterado de que en el amor verdadero somos pequeños,
pobres y estamos desnudos de importancia?
El mito de la Navidad es una
invitación a un renacimiento, a nacer de nuevo desde lo más pequeño, libre y
auténtico de nosotros mismos. No es algo
que puede hacerse con nuestras propias fuerzas, consiste más bien en un
despojamiento. Como dice un santo
cristiano : “Dios se hizo hombre para que el hombre se convirtiera en
Dios”. En eso consiste el camino
espiritual de cualquier tradición religiosa, en mostrar la capacidad
trascendental de nuestra psique y conducirnos
a la plenitud.
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